En un estudio publicado en el "New England Journal of Medicine" ha descubierto que un medicamento que se usa actualmente para tratar la diabetes reduce el peso corporal hasta en un 20 por ciento en personas con obesidad.
Después de recibir una dosis semanal del tratamiento durante 68 semanas, los participantes del estudio perdieron un promedio de 15,3 kilogramos, y el 35 % perdió más de una quinta parte de su peso corporal.
El estudio involucró a 1,961 personas de 16 países de Europa, Asia, América del Norte y América del Sur, con un peso corporal promedio de 105 Kg. Los participantes recibieron 2.4 mg de un fármaco llamado semaglutida una vez a la semana, administrado mediante inyección subcutánea.
La semaglutida está aprobada actualmente en dosis bajas como tratamiento para la diabetes tipo II, aunque ninguno de los participantes en este estudio era diabético. Para la semana 68, el 86.4% de los participantes había perdido el 5 % de su peso corporal, mientras que el 69.1 % y el 50.5 % habían perdido el 10 y el 15 %, respectivamente.
La semalgutida imita la acción de una hormona llamada péptido 1 similar al glucagón (GLP-1), que el intestino secreta en el torrente sanguíneo después de una comida para estimular la sensación de saciedad y reducir el hambre. Además de su dosis semanal del medicamento, los participantes del estudio recibieron asesoramiento regular de los dietistas para ayudarlos a reducir su ingesta de calorías y aumentar su actividad física.
Además de experimentar una disminución promedio del índice de masa corporal de 5.54, los participantes exhibieron reducciones en los factores de riesgo de enfermedad cardíaca y diabetes, como la circunferencia de la cintura, el azúcar en la sangre, las grasas en la sangre y la presión arterial.
Con base en estos hallazgos, la semaglutida ahora se ha presentado para su aprobación como tratamiento para la obesidad a las autoridades reguladoras de medicamentos de Gran Bretaña, Europa y América del Norte.
A pesar de estos hallazgos enormemente alentadores, los autores del estudio admiten que la mayoría de sus participantes eran blancos y mujeres, y es posible que se requieran más investigaciones para determinar su eficacia en otros grupos de pacientes. También señalan que la semaglutida a veces produce efectos secundarios temporales como vómitos y diarrea.
Varios expertos médicos han respondido a este extraordinario estudio con el fin de elogiar los hallazgos y al mismo tiempo instar a la precaución. Por ejemplo, Tom Sanders, profesor emérito de Nutrición y Dietética en el King's College de Londres, dijo que “si bien este estudio muestra que los pacientes en tratamiento activo pierden mucho peso, no muestra lo que sucede cuando el tratamiento se detiene. El desafío posterior a la pérdida de peso es evitar que se vuelva a subir de peso ".
Continúa diciendo que la semaglutida no debe considerarse una "fórmula mágica" para la obesidad y que los cambios de comportamiento a largo plazo, como el ejercicio y una dieta mejorada, seguirán siendo necesarios para quienes intentan perder peso.
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