La inmortalidad está un paso más cerca, gracias al trabajo de un equipo de científicos que recientemente lograron rejuvenecer ratones envejecidos haciendo que sus células demasiado maduras volvieran a su estado embrionario. Si bien los investigadores dicen que todavía no están listos para probar este tipo de cosas en humanos, su trabajo al menos plantea la posibilidad de un futuro en el que el envejecimiento, y posiblemente la muerte, sea menos que inevitable.
A medida que pasan los años, el ADN de nuestras células recoge etiquetas moleculares llamadas marcas epigenéticas, que alteran la forma en que se expresan los genes y conducen al deterioro biológico. Al eliminar estas etiquetas epigenéticas, por lo tanto, es posible que nuestros cromosomas marchitos regresen a su estado original, deshaciendo los estragos de la vejez.
Usando ratones que habían sido criados para sufrir un envejecimiento prematuro, los investigadores activaron cuatro genes, conocidos colectivamente como factores de Yamanaka, que normalmente se expresan en células madre embrionarias, con la esperanza de rejuvenecer las células marchitas de los ratones. Esto no solo dejó a los ratones con piel, corazones y otros órganos internos más sanos, sino que también aumentó su esperanza de vida en más de un tercio.
Luego, el equipo usó la misma técnica en ratones sanos a los que se les había inyectado veneno de cobra, lo que causó un daño significativo en el tejido muscular, y descubrió que la expresión de los factores Yamanaka en estos ratones aumentaba la regeneración muscular.
Finalmente, los investigadores eliminaron todas las células productoras de insulina del páncreas de otro grupo de ratones y descubrieron que la activación de los mismos cuatro genes hizo que los animales repusieran estas células mucho más rápido que aquellos que no recibieron el tratamiento.
Al describir su trabajo en la revista Cell, el equipo informa que la activación de este conjunto de cuatro genes embrionarios parece hacer que las células maduras vuelvan a ser células madre: ingenuas, inocentes y aún intactas por las corrupciones de la vida.
Si se puede lograr un efecto similar en los humanos, entonces es posible que algún día se detenga el envejecimiento.
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