Todo el mundo conoce el viejo adagio que dice que “una manzana al día mantiene al doctor en la lejanía”, pero puede ser más exacto decir que “el queso y el vino previenen el deterioro cognitivo”. Eso es según los resultados de un nuevo estudio en el "Journal of Alzheimer's Disease" que analizó el papel de la dieta en el desarrollo de la demencia.
Los autores del estudio analizaron datos de 1,787 adultos británicos, todos de entre 46 y 77 años de edad en 2016. Cada participante había completado una prueba de inteligencia fluida, que evalúa las habilidades de aprendizaje y memoria, en algún momento entre 2006 y 2010 Luego se realizaron pruebas de seguimiento de 2012 a 2013 y nuevamente entre 2015 y 2016, lo que permitió a los investigadores rastrear los cambios en las capacidades cognitivas de los participantes durante un período de diez años.A lo largo de este período, los encuestados también respondieron preguntas sobre su dieta, brindando información sobre su ingesta diaria de 49 alimentos integrales diferentes, que incluyen frutas, verduras, pescado, carne y lácteos, así como bebidas alcohólicas como vino, cerveza y sidra.
Después de analizar los números, los autores del estudio notaron que "el consumo diario de queso mostró un fuerte relación con mejores puntajes en la prueba de inteligencia fluida con el tiempo". De hecho, se descubrió que el queso ofrece una protección significativamente mayor contra el deterioro cognitivo relacionado con la edad que cualquier otro tipo de alimento, aunque este efecto solo fue evidente en personas sin antecedentes familiares de la enfermedad de Alzheimer. Tal hallazgo indica que el queso puede no evitar la demencia en aquellos que están genéticamente predispuestos a la condición, pero que las personas que carecen de este riesgo genético pueden beneficiarse sustancialmente de una ración diaria de queso.
Si bien los investigadores no pueden decir por qué este es el caso, especulan que podría tener algo que ver con el calcio, la vitamina B12 y ciertos lactopéptidos que se encuentran en el queso y se han asociado con una mejor cognición en adultos mayores. Además, las bacterias amigables que están presentes en ciertos quesos pueden alterar el microbioma intestinal, que se sabe que se comunica con el cerebro e influye tanto en el estado de ánimo como en la cognición.Los autores del estudio también descubrieron que beber una cantidad moderada de vino tinto todos los días parece reducir el riesgo de deterioro cognitivo relacionado con la edad. Curiosamente, se descubrió que este efecto era más fuerte en personas con antecedentes familiares de Alzheimer que en las que no lo tenían. Si bien los investigadores sugieren que esta cualidad neuroprotectora puede derivar de los compuestos antiinflamatorios que están presentes en el vino tinto, también citan otro estudio que vinculó el consumo diario de cerveza con un mayor riesgo de demencia, lo que sugiere que no todos los tipos de alcohol brindan beneficios cognitivos.
Una mirada más profunda a los datos indicó que consumir cordero una vez a la semana parece reducir las posibilidades de que una persona sufra un deterioro cognitivo más adelante en la vida, aunque otros tipos de carne roja no brindan tal protección. Mientras tanto, demasiada sal se identificó como un importante contribuyente a la demencia, pero solo en personas con antecedentes familiares de Alzheimer.
Al comentar sobre estos hallazgos, el autor del estudio, Brandon Klinedinst, explicó en un comunicado que “dependiendo de los factores genéticos que tenga, algunas personas parecen estar más protegidas de los efectos del Alzheimer, mientras que otras parecen estar en mayor riesgo. Dicho esto, creo que la elección correcta de alimentos puede prevenir la enfermedad y el deterioro cognitivo por completo”.“Quizás la bala de plata que estamos buscando es mejorar la forma en que comemos. Saber lo que eso implica contribuye a una mejor comprensión de la enfermedad de Alzheimer y a poner esta enfermedad en una trayectoria inversa”.
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